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BIOGRAFÍA DE ELENA G. DE WHITE

    ¿Quién fue Elena G. de White?

    ELENA GOULD HARMON nació en Gorham, Maine, el 26 de noviembre de 1827 en la familia de Roberto y Eunice Harmon. Ella, junto con su hermana melliza Elizabeth, eran las menores de un grupo de ocho hermanos.

  Cuando Elena comenzaba su adolescencia, ella y su familia, aceptaron las interpretaciones bíblicas de un granjero que se volvió predicador Bautista, Guillermo Miller. Junto con Miller y otros 50.000 adventistas sufrió un amargo chasco cuando Cristo no regreso el 22 de octubre de 1844, la fecha que indica el fin de la profecía de los 2.300 días de Daniel 8.

     En diciembre de 1844, Dios le da a Elena su primera de unas casi 2000 visiones y sueños. En agosto, 1846, se casó con Jaime White, un ministro adventista de 25 años que compartió la convicción que ella tenía de que Dios la había llamado para que haga la obra

de una profetisa. Poco después de que se casaron, Jaime y Elena comenzaron a guardar el sábado como séptimo día, conforme al cuarto mandamiento. Madre de cuatro varones, Elena experimentó el dolor de perder por medio de la muerte a dos de sus hijos. Herbert murió a las pocas semanas de nacer, y Henry murió a los 16 años. Sus otros dos hijos, Edson y William, llegaron a ser ministros adventistas.

 

    Elena de White fue una escritora prolífera. Comenzando con 1851, cuando publicó su primer libro, se extiende en un caudal de artículos, libros y folletos. Entre ellos, algunos son puramente devocionales, mientras que otros son selecciones de muchas de sus cartas personales con consejos, escritas en el transcurso de los años. Otros son históricos y delínean la continua batalla entre Cristo y Satán por el control de los individuos y las naciones. También publicó libros sobre educación, salud, y otros temas de especial importancia para la iglesia. Después de su muerte se han publicado cerca de 50 compilaciones, en su mayoría de materiales que no se habían publicado con anterioridad. Es autora de varios miles de artículos que fueron publicados, con el correr de los años, en las revistas Review and Herald, Signs of the Times, y otros periódicos Adventistas del Séptimo Día.

     Elena de White murió el 16 de julio de 1915. Por 70 años presentó fielmente los mensajes que Dios le dio para su pueblo. Nunca fue elegida para ocupar un cargo en la iglesia, aunque los líderes de la iglesia siempre buscaban su consejo. Asistió a la escuela sólo hasta los 9 años, pero sus mensajes pusieron en marcha las fuerzas que dieron a luz el sistema educativo mundial de la Iglesia Adventista, desde guarderías hasta universidades. Aunque no tenía ningún entrenamiento médico, el fruto de su ministerio puede verse en la red de hospitales, clínicas y dispensarios adventistas que se encuentran alrededor del mundo. Y aunque no fue formalmente ordenada como ministro del evangelio, provocó un impacto espiritual casi sin paralelo en las vidas de millones, desde un extremo de la tierra hasta el otro.

     Los libros de Elena de White continúan hasta el presente ayudando a las personas a encontrar a su Salvador, a aceptar el perdón de sus pecados, a compartir esta bendición con otros, y a vivir en la esperanza de la promesa de su pronto regreso.

   

     Por Arturo L. White

     ¿Quién fue Elena G. de White y porqué millones consideran sus escritos especialmente valiosos y significativos?

 

     En forma breve se puede decir que fue una mujer de destacados dones espirituales que vivió la mayor parte de su vida durante el siglo XIX (1827-1915), y quien, mediante sus escritos, todavía produce un impacto sobre millones de personas alrededor del mundo. Durante su vida escribió más de 5.000 artículos de periódicos y 40 libros; pero en la actualidad, incluyendo compilaciones de sus 50.000 páginas de manuscritos, hay más de 1.000 títulos disponibles en inglés. Es la escritora femenina más traducida en toda la historia de la literatura, y la autora estadounidense más traducida en cualquier género.

     Sus escritos abarcan una amplia gama de temas, incluyendo religión, educación, relaciones sociales, evangelismo, profecía, cuestiones sobre publicación, nutrición y administración. Su obra maestra, que habla del cambio de vida para lograr una vida cristiana de éxito, El camino a Cristo, ha sido publicada en más de 140 idiomas. Los Adventistas del Séptimo Día creen que la Sra. White era más que una escritora de talento; creen que ella fue elegida por Dios como una mensajera especial para atraer la atención del mundo a las Sagradas Escrituras y para ayudar a preparar un pueblo para el segundo advenimiento de Cristo. Desde que ella contaba con 17 años hasta su muerte, 70 años después, Dios le dio aproximadamente 2.000 visiones y sueños. Las visiones variaron en duración de menos de un minuto hasta cerca de cuatro horas. Los conocimientos y los consejos recibidos por medio de estas revelaciones, los escribió para compartirlos con otros. Así sus escritos especiales son aceptados por los Adventistas del Séptimo Día como inspirados, y su excepcional calidad es reconocida incluso por lectores casuales.

 

     Como aparece en Creencias de los Adventistas del Séptimo Día: “Los escritos de Elena de White no constituyen un sustituto de la Escritura. No pueden ser colocados en el mismo nivel. Las Sagradas Escrituras están colocadas en un nivel que les pertenece sólo a ellas, la única regla por la cual sus escritos –y todos los demás deben ser juzgados-, y a la cual deben hallarse sujetos” (Asociación Ministerial, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Washington D.C., 1988, p. 262). Además, como Elena de White misma dijo, “La circunstancia de haber revelado Dios su voluntad a los hombres por su Palabra, no anuló la necesidad que tienen ellos de la continua presencia y dirección del Espíritu Santo” (El conflicto de los siglos, p. 9). Lo que sigue es una descripción más detallada acerca de la vida y la obra de esta destacada mujer quien, enfrentando todas las pruebas de un verdadero profeta como se presentan en las Sagradas Escrituras, ayudó a fundar la iglesia Adventista del Séptimo Día.

 

Los primeros años

 

     Elena, junto con su hermana melliza Elizabeth, nació el 26 de noviembre de 1827, en la familia de Roberto y Eunice Harmon. Con ocho hijos en la familia, el hogar era un lugar interesante y lleno de tareas. La familia vivía en una pequeña granja cerca del poblado de Gorham, en Maine, en la parte noreste de los Estados Unidos. No obstante, unos pocos años después del nacimiento de las mellizas, Roberto Harmon dejó los trabajos de la granja y se mudó con su familia a la ciudad de Portland, unos 19 kilómetros hacia el este.

     Durante su niñez, Elena colaboraba en el hogar y ayudaba a su padre en la manufactura de sombreros. A la edad de nueve años, una tarde, mientras regresaba a su hogar después de la escuela, fue severamente lastimada en su rostro por una piedra que le arrojó una compañera de clase. Por tres semanas estuvo inconsciente, y en los años siguientes sufrió significativamente como resultado de las graves daños en su nariz. La educación formal de Elena terminó abruptamente y a todos les parecía que tan prometedora jovencita no viviría mucho más. En el año 1840, Elena y sus padres asistieron a un retiro campestre metodista en Buxton, Maine, y allí, a la edad de 12 años, entregó su corazón a Dios. El 26 de junio de 1842, solicitó ser bautizada por inmersión en Casco Bay, Pórtland. Ese mismo día fue aceptada como miembro de la Iglesia Metodista.

El mensaje adventista

     En 1840 y 1842, Elena junto con otros miembros de la familia, asistieron a las reuniones Adventistas celebradas en Portland, aceptaron los puntos de vista presentados por Guillermo Miller y sus colaboradores, y esperaron confiadamente el inminente regreso de Cristo. Elena era una activa misionera que buscaba ganar a sus jóvenes amigos y hacer su parte en la proclamación del mensaje Adventista.

     Las dificultades del Gran Chasco provocados porque Cristo no regresó a la tierra el 22 de octubre de 1844, no fue menor por ser Elena una joven, y ella, junto con otros, estudió la Biblia y oró fervientemente por luz y conducción en los días de perplejidad que siguieron a esa fecha. Una mañana a fines de diciembre de ese año, cuando muchos se debilitaron y abandonaron su experiencia adventista, Elena Harmon se reunió con otras cuatro mujeres para adorar en el hogar de una amiga en South Portland. El cielo parecía estar cerca del grupo que oraba, y mientras el poder de Dios descansaba sobre Elena, ella fue testigo en la visión del viaje del pueblo adventista a la ciudad de Dios. (Primeros escritos, pp. 13-30.)  Cuando la jovencita de 17 años, en forma poco dispuesta y temblando, relató esta visión al grupo de adventistas en Portland, éste la aceptó como luz de Dios. En respuesta a una visión posterior, Elena viajó de lugar en lugar con amigos y familiares para relatar a los grupos esparcidos de adventistas lo que le había sido revelado en su primera visión y las siguientes. Aquellos no fueron días fáciles para los adventistas que habían sufrido el chasco. No sólo enfrentaron las burlas y el ridículo de todo el mundo, sino que no estaban unidos entre ellos mismos, y se levantaban entre ellos fanatismos de toda clase. Pero Dios, mediante revelación, expuso a Elena Harmon las consecuencias de estos movimientos fanáticos, y se le encargó la responsabilidad de reprochar las equivocaciones y señalar el error. Para ella fue muy difícil realizar esta tarea.

El matrimonio de Jaime White y Elena Harmon

     En un viaje a Orrigton, Maine, Elena conoció a un joven predicador adventista, Jaime White, quien tenía entonces 23 años de edad. Como sus tareas ocasionalmente los reunía, surgió entre ellos un afecto que los unió más tarde en matrimonio en agosto de 1846.

    Durante las primeras semanas que siguieron a su matrimonio, Jaime y Elena estudiaron fervientemente un documento de 46 páginas publicado por José Bates, en New Bedford, Massachussets. El documento, titulado El sábado del séptimo día, presentaba las evidencias bíblicas sobre la santidad del séptimo día. Convencidos de que los puntos de vista presentados eran bíblicos, comenzaron a guardar el sábado como séptimo día. Unos seis meses más tarde, el 3 de abril de 1847, a Elena de White se le mostró en visión la ley de Dios en el santuario celestial con un halo de luz alrededor del cuarto mandamiento. Este punto de vista trajo una clara comprensión de la importancia de la doctrina del sábado y confirmaron la confianza de los adventistas en ella (Primeros escritos, pp. 32-35). Los primeros días de la vida de casados de Jaime y Elena White estuvieron llenos de pobreza y a veces ansiedades. Los que trabajaban en el movimiento adventista no tenían a nadie más que a sí mismos para su sostén financiero, así que Jaime White dividía su tiempo entre la predicación y el trabajar para ganar el sustento mediante el trabajo en el bosque, en el ferrocarril o en los campos juntando heno. A los White les nació un hijo, Henry, el 26 de agosto de 1847. Su presencia trajo gozo y consuelo a la joven madre, pero Elena de White pronto se dio cuenta que tenía que dejar a su hijo al cuidado de sus amigos de confianza para continuar con su obra de viajar y llevar los mensajes que Dios le había confiado. En los siguientes años ella escribió extensamente, viajó mucho para visitar al “rebaño esparcido” y asistió a conferencias.

Comenzando a publicar

     Mientras estaba en Rocky Hill, Connecticut, en el verano de 1849 (entre junio y septiembre), Jaime White comenzó la publicación de La verdad presente, un periódico de 8 páginas de tirada casi mensual. Los últimos números contenían artículos de la pluma de Elena de White presentando cuestiones proféticas del futuro de la iglesia e importantes notas de advertencia y consuelo.

    El año 1851 estuvo marcado por la aparición del primer libro de la Sra. White, un trabajo que abarcaba unas 64 páginas titulado: A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G. White [Una reseña de la experiencia cristiana y las visiones de Elena G. de White]. Este primer documento y su Supplement (1854) se encuentran ahora en las páginas 11-127 del libro Primeros escritos. Los inicios de los periódicos Review and Herald en 1850 y de Youth’s Instructor en 1852, la compra de una prensa manual, luego la publicación de los periódicos en Rochester, Nueva York, durante los años 1852-1855, fueron días extremadamente activos y fatigosos. El dinero escaseaba. La enfermedad y las privaciones contribuyeron a traer angustia y desaliento. Pero habría días más brillantes por venir, y cuando en 1855 los creyentes adventistas en Michigan, invitaron a los White a Battle Creek y prometieron construir una pequeña casa publicadora, las apreturas parecieron comenzar a disminuir.

La mudanza a Battle Creek

    En noviembre de 1855, la Asociación Publicadora Review and Herald, con su prensa manual y otros equipos de impresión, se mudó de Rochester, Nueva York, donde tenía sus oficinas alquiladas, a el nuevo edificio levantado en Battle Creek, Michigan, provisto en forma voluntaria por los creyentes adventistas.

    Pocos días después que el pastor White y su esposa, y quienes estaban asociados con ellos en la obra de publicaciones, llegaron a Battle Creek, se realizó una reunión de asociación con el propósito de considerar planes para la diseminación del mensaje adventista. Al cierre de esta reunión general, se le revelaron a Elena de White varios asuntos de importancia para la iglesia en general. Estos temas los escribió y leyó en la iglesia de Battle Creek. Los miembros de iglesia reconocieron que este mensaje beneficiaría a todos los grupos de creyentes, así que votaron que se debía publicar. A su debido tiempo salió de la prensa reestablecida un folleto de 16 páginas que llevaba el título, Testimony for the Church [Testimonio para la iglesia] (aparece en el volumen 1 de Testimonies, pp. 113-126), el primero de una serie de escritos que en el transcurso de 55 años totalizó cerca de 5.000 páginas, como aparece publicado en los nueve volúmenes de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia]. Los registros de los años siguientes muestran al pastor White y su esposa estableciendo la obra de publicaciones y la organización de la iglesia, y viajando de aquí para allá en tren, carruaje y carreta. Es un registro de sufrimiento, de fuertes fríos en largos viajes a través de pueblos establecidos en lugares distantes, y de la protección especial de Dios de muchos peligros. Es un registro con imágenes de desaliento, cuando se dirigían ataques directamente contra la obra, y también de gran aliento, a medida que el poder de Dios producía la victoria en las vidas de los guardadores del sábado y el éxito de la tarea de aquellos que estaban liderando el avance de la causa adventista.

La visión de “el gran conflicto”

     En un servicio fúnebre realizado una tarde de domingo en Ohio, en marzo de 1858, en la escuela pública de Lovett’s Grove (actualmente Bowling Green), se le dio a la Sra. White una visión sobre los largos siglos de conflicto entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles. Dos días después Satanás intentó quitarle la vida, para que ella no pudiera presentar a otros lo que se le había revelado. No obstante, sostenida por Dios para realizar la tarea que se le confió, ella escribió una descripción de las escenas que se le habían mostrado y durante el verano de 1858 se publicó el primer volumen, de 219 páginas, del libro titulado Spiritual Gifts, The Great Controversy Between Christ and His Angels and Satan and His Angels [Dones espirituales, la gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles]. Este volumen fue bien recibido y sumamente apreciado por su clara exposición de las fuerzas que contienden en el gran conflicto, tocando puntos importantes de la lucha pero tratando más plenamente las escenas finales de la historia de esta tierra. (Véase Primeros escritos, pp. 133-295).

El hogar en Battle Creek

     Los diarios de Elena de White de fines de la década de 1850 revelan que no todo su tiempo lo dedicó a escribir y publicar. Las tareas de la casa, el trato amistoso con los vecinos, especialmente aquellos que estaban con necesidades, clamaban por su atención, y ocasionalmente ayudaba a doblar y pegar libros y folletos cuando había  mucho trabajo en la oficina de la Review.

      Para el otoño de 1860, la familia White sumaba ya seis miembros, con cuatro hijos varones que contaban desde pocas semanas hasta 13 años de edad. No obstante, el niño más pequeño, Herbert, vivió sólo unos pocos meses, su muerte trajo el primer quebrantamiento del círculo familiar. Los esfuerzos culminantes para establecer la iglesia y la organización de asociaciones, sumados a las demandas por escribir mucho, viajar y las tareas personales, ocuparon los primeros años de la década de 1860. El clímax llegó con la organización de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día en mayo de 1863.

La visión de la reforma pro salud

      Dos semanas después de esto, Jaime y Elena White visitaron Otsego, Michigan, durante el fin de semana para alentar a los obreros evangélicos del lugar. Mientras el grupo se inclinaba en oración al comienzo del sábado, Elena de White recibió una visión de la relación entre la salud física y la espiritual, de la importancia de seguir principios correctos en la dieta y en el cuidado del cuerpo, y de los beneficios de los remedios naturales –aire limpio, luz solar, ejercicio y agua pura.

   Antes de esta visión, poco se pensó o se dedicó a las cuestiones de salud, y varios ministros que estaban sobrecargados se habían visto forzados a la inactividad a causa de la enfermedad. Esta revelación del 6 de junio de 1863, produjo un impacto en los líderes de la iglesia recientemente organizada acerca de la importancia de la reforma pro salud. En los meses siguientes, a medida que se veía al mensaje de salud como parte del mensaje de los Adventistas del Séptimo Día, se inauguró un programa educativo para la salud. Un paso introductorio, en este esfuerzo, fue la publicación de seis folletos de 64 páginas cada uno, titulados Health [Salud] o How to Live [Cómo vivir], compilado por Jaime y Elena White. Un artículo de la Sra. White se incluyó en cada folleto.

     La muerte imprevista de Enrique White a la edad de 16 años, la severa enfermedad del pastor Jaime White, que lo forzó a dejar por tres años su tarea, y los sufrimientos de muchos otros ministros, impresionó hondamente a los líderes que vivieron en los primeros días de la iglesia sobre la importancia de la reforma pro salud.  A principios de 1866, en respuesta a la instrucción dada a Elena de White en el día de navidad de 1865 (Testimonies for the Church, vol. 1, p. 489), en cuanto a que los Adventistas del Séptimo Día debían establecer un instituto de salud para el cuidado de los enfermos y para impartir instrucción sobre la salud, se realizaron planes para el Instituto de la Reforma de la Salud del Oeste [Western Health Reform Institute] que se abrió en septiembre de 1866. Mientras los White estaban yendo y viniendo de Battle Creek entre 1865 a 1868, la pobre condición física del pastor White los llevó a mudarse a una pequeña granja cerca de Greenville, Michigan. Lejos de las tareas estresantes de las oficinas de la iglesia, Elena de White tuvo la oportunidad de escribir, y retomó la presentación de la historia del conflicto como se le haía mostrado más plenamente en revelaciones posteriores. En 1870, se publicó The Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], volumen 1, conteniendo la historia desde la caída de Lucifer en el cielo hasta el tiempo de Salomón. El trabajo con esta serie se interrumpió, y pasaron siete años hasta que salió el siguiente volumen.

La obra se extiende

     El éxito de las reuniones campestres Adventistas del Séptimo Día realizadas en Wisconsin y Michigan a fines de la década de 1860, hizo que se realizaran planes más amplios para empresas similares en los años siguientes. Jaime White tuvo una parte activa no sólo en la planificación de estos encuentros sino también en la asistencia a tantas reuniones como la presión de sus tareas administrativas y su decaída salud se lo permitieran. Los largos períodos de sobrecarga laboral y de la lucha durante los días iniciales de la iglesia, la extenuante labor de las tareas editoriales, sumadas a las responsabilidades de la presidencia de la Asociación General y la presidencia de varias juntas institucionales, cobró su cuota sobre su salud. Elena de White acompañaba a su esposo en sus viajes, haciendo plenamente su tarea de predicar y de atención personal, y, cuando el tiempo lo permitía, avanzaba con sus escritos.

      El invierno de 1872-1873 encontró a la pareja en California interesada en fortalecer proyectos de la iglesia en la costa del Pacífico. Este fue el primero de varios viajes extensos por el oeste durante los siguientes siete años. El 1 de abril de 1874, se le dio a Elena de White una visión importante mientras estaba en el oeste. En esa visión se abrió ante ella la forma maravillosa en que la tarea de la denominación habría de ampliarse y desarrollarse no sólo en los estados del oeste sino también fuera del país. Pocas semanas después, se realización reuniones campestres en Oakland, California, y como resultado de este esfuerzo público, el pastor White inició el periódico Signs of the Times [Señales de los tiempos].

El Colegio de Battle Creek

     En el otoño de 1874, los White estaban de regreso en Michigan, ayudando con el Instituto Bíblico, conduciendo servicios en sábado y asumiendo un papel importante en la fundación del Colegio de Battle Creek. El 4 de enero de 1875, mientras Elena de White estaba de pie ante el grupo que se había reunido proveniente de diferentes estados para dedicar dicho colegio, la primera institución educativa de la denominación, ella relató lo que se le había mostrado en visión hacía pocos días. La imagen que ella presentó de la obra internacional, que debían realizar los Adventistas del Séptimo Día, causó impresión en la asamblea de obreros [empleados de dedicación exclusiva] y creyentes en cuanto a la importancia y la necesidad del colegio. Entre otras cosas, ella habló de que se le habían mostrado casas publicadoras operando en varias tierras y una obra bien organizada desarrollándose en amplios territorios del mundo en los cuales los Adventistas del Séptimo Día, de ese tiempo, nunca habían pensado en entrar.

Escribiendo y viajando

     Durante los siguientes años, la mayoría del tiempo de la Sra. White estuvo ocupado en escribir la parte de la historia del conflicto que trataba sobre la vida de Cristo y la obra de los apóstoles. Esto apareció en los volúmenes 2 y 3 de The Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía], entre 1877 y 1878. El pastor White estaba muy ocupado en el establecimiento de la Pacific Press [Casa Publicadora Pacífico] en Oakland, California, y en juntar dinero para ampliar el Sanatorio de Battle Creek y el edificio del Tabernáculo en Battle Creek.

     Cuando los White visitaron la nueva institución de salud cerca de Santa Elena, California, a comienzos de 1878, Elena de White exclamó que ella había visto esos edificios y sus alrededores en la visión en que se le había mostrado los alcances de la obra en la costa oeste. Éste fue el tercer emprendimiento que había visto en la visión de 1874, los otros eran el periódico Signs of the Times [Señales de los tiempos] y la imprenta Pacific.  Durante la temporada de reuniones campestres de fines de la década de 1870, Elena de White predicó a varias audiencias numerosas; la más grande fue la congregación de un domingo por la tarde en Groveland, Massachusets, a fines de agosto de 1877, en la que 20.000 personas oyeron su discurso sobre lo que abarcaba la temperancia cristiana. Sus viajes y tareas durante este período la condujeron del este al oeste y hacia el noroeste del Pacífico. Escribió en forma incesante, asistió a sesiones de la Asociación General, cumplió con sus compromisos como oradora en reuniones campestres y en iglesias, apareció ante grupos pro temperancia, e incluso cumplió con compromisos en pueblos y prisiones estatales. La decaída salud del pastor White lo llevó a viajar a Texas durante el invierno de 1878-1879. Fue allí donde Arturo Daniells, que en años posteriores sirvió como presidente de la Asociación General, y su esposa, María, se unieron a la familia White, el joven Arturo como compañero y enfermero del pastor White y María como cocinera y ama de llaves.

La muerte de Jaime White

    Había momentos, durante los dos años siguientes, en que el pastor White estaba razonablemente saludable y era capaz de continuar con su tarea. Pero los largos períodos de sobrecarga mental y física habían disminuido sus fuerzas vitales, y murió en Battle Creek el 6 de agosto de 1881. Parada al lado del cajón de su esposo en el servicio fúnebre, Elena de White rogaba por sí misma para continuar la obra que se le había confiado.

      Pronto, Elena de White estuvo otra vez en la costa del Pacífico, sintiendo profundamente la pérdida de su compañero, pero activamente comprometida en la escritura de su cuarto y último volumen de la serie The Spirit of Prophecy [El Espíritu de Profecía]. La historia del conflicto desde la destrucción de Jerusalén hasta el final del tiempo aparecía en este volumen largamente esperado. Cuando salió de la imprenta en 1884, el libro fue bien recibido. Se publicó una edición ilustrada para la venta casa por casa y que llevaba el título The Great Controversy Between Christ and His Angels and Satan and His Angels [La gran controversia entre Cristo y sus ángeles y Satanás y sus ángeles]. En el lapso de tres años se vendieron 50.000 copias.

Elena de White visita Europa

      Por algún tiempo la Asociación General había estado pidiendo a la Sra. White y a su hijo, W. C. White, que visitara las misiones en Europa. Mientras ella se preparaba para el viaje, algunos que estaban cerca de ella pensaban que por su condición física el viaje sería imposible. No obstante, obediente a lo que consideraba un deber, se embarcó en el viaje y se le dio la salud necesaria. Dedicó a las ciudades europeas, el tiempo que va desde el otoño de 1885 hasta el verano de 1887.

     Desde Basel, Suiza, donde se ubicaban entonces las oficinas de la obra de la Iglesia Adventista en Europa, la Sra. White realizó viajes a Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Dinamarca, Noruega y Suecia. De interés particular fueron dos viajes a los valles valdenses en Italia, donde ella visitó lugares que había visto en visión en relación con los siglos del oscurantismo y la Reforma.

    Tanto en Basel, Suiza como en Christiana (actualmente Oslo), Noruega, Elena de White reconoció las prensas para impresión como aquellas que se le habían mostrado en la visión del 3 de enero de 1875, cuando ella vio muchas prensas operando en tierras lejanas fuera de Estados Unidos. El consejo dado por Elena de White a los obreros [empleados de dedicación exclusiva] de la iglesia en Europa significaron mucho para la fijación de normas y planes correctos.

El conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas

     Debido a la demanda por la traducción del volumen 4 de The Spirit of Prophecy a los idiomas europeos, Elena de White sintió que debía escribir en forma más completa las escenas de la controversia que mencionaban los lugares vistos en Europa. El resultado fue el libro que actualmente se conoce como The Great Controversy [El conflicto de los siglos], que se publicó por primera vez en 1888.

     De regreso en los Estados Unidos, Elena de White fijó su residencia en Healdsburg, California, pero asistió a la sesión de la Asociación General de 1888 en Minneapolis, Minnesota. En los meses siguientes viajó y predicó buscando la unidad de la iglesia sobre la doctrina de la justificación por la fe. Durante ese mismo período trabajó en el libro Patriarcas y profetas, que apareció en el año 1890.

El llamado a Australia

      En la sesión de la Asociación General de 1891, se le presentó a la Sra. White un llamado urgente para visitar Australia para dar consuelo y ayuda a la obra de la iglesia en esa región pionera. Respondiendo a ese llamado, llegó a Australia en Diciembre de 1891, acompañada por su hijo, el pastor W. C. White, y varios de sus ayudantes. Su presencia en Australia fue muy apreciada por los nuevos creyentes, y sus mensajes de consuelo en relación con la obra en desarrollo, contribuyó mucho en establecer firmemente los intereses denominacionales en este continente del sur. De nuevo, durante su visita a la casa publicadora de la iglesia en Australia, la Sra. White reconoció los equipos de impresión como aquellos que se les había mostrado en la visión de enero de 1875.

     No mucho después de su llegada, Elena de White vio claramente la necesidad urgente de una institución de enseñanza en Australia, para que los jóvenes Adventistas del Séptimo Día puedan ser educados en un ambiente cristiano, y así los obreros [empleados de dedicación exclusiva] puedan entrenarse para servir a su país y en los territorios de las islas. En respuesta a sus fuertes llamados, se abrió una escuela bíblica en la ciudad de Melbourne, Australia, en 1892. La escuela operaba en oficinas alquiladas por dos años, pero durante ese tiempo los escritos fervientes y los llamados orales de la Sra. White señalaron que el plan de Dios requería de una escuela ubicada en un ambiente rural.

El Colegio de Avondale

 

    Cuando Dios indicó claramente su aprobación de la propiedad, se aseguró la compra del terreno de Avondale. Entonces, para dar aliento a aquellos que estaban en esta empresa pionera, la Sra. White compró un buen lote en la vecindad e hizo allí su hogar cerca de la nueva escuela. Esta escuela, indicó Dios, sería un modelo de lo que debería ser la educación Adventista.

    Con el propósito de que la obra que se desarrollaba en Australia fuera administrada apropiadamente, en 1894 se organizó el territorio en una unión asociación. La primera unión asociación en la historia de los Adventistas del Séptimo Día. Alguien que tuvo una parte en la administración de la obra en la unión asociación recientemente organizada, fue el pastor A. G. Daniells, quien, con su esposa, habían sido enviados a Nueva Zelanda en 1886 como misioneros. Su relación con la Sra. White, y la aceptación de sus consejos a medida que enfrentaba los problemas administrativos del campo de trabajo, ayudaron a prepararlo para la gran tarea que se le confió cuando, después de la sesión de la Asociación General de 1901, fue elegido como presidente de la Asociación General.

Inicio de la obra médica

    Tan pronto como la obra educativa había comenzado a ir bien en Avondale, llegaron llamados para establecer un programa médico misionero. Para esto Elena de White no sólo dio un fuerte apoyo moral sino que contribuyó liberalmente con sus limitados medios para ayudar a hacer posible un sanatorio. De hecho, casi cada edificio de iglesia y cada línea de emprendimiento que se inició durante los nueve años de la residencia de la Sra. White en Australia, se benefició con su apoyo financiero.

     Además de las diversas actividades en la obra local de este campo pionero, la Sra. White encontró tiempo para escribir miles de páginas con consejos oportunos que cruzaron los mares y guiaron a líderes denominacionales. También preparó artículos semanalmente para los periódicos Review, Signs y Youth’s Instructor. Este cronograma apretado retrasó mucho su obra de publicar libros, y no fue sino hasta 1898 que El Deseado de todas las gentes terminó de completarse e hizo su aparición. El discurso maestro de Jesucristo lo precedió por dos años, y Lecciones prácticas del Gran Maestro [o Palabras de vida del Gran Maestro] y el tomo 6 de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia] siguieron en 1900.

Alcanzar a los afro-americanos

      En 1891, Elena de White apeló a los líderes de la iglesia para que comenzaran una labor de educación y evangelismo en pro de la raza negra en el sur de Estados Unidos. Tres años después, uno de sus hijos, Jaime Edson White, construyó un barco, Río Mississippi, y lo usó por cerca de una década como una misión flotante para los negros en Mississippi y Tennessee. En 1895 y 1896, la Sra. White escribió artículos en la Review and Herald continuando con llamados de urgencia para realizar esfuerzos por los negros en el sur, y de tiempo en tiempo enviaba, desde Australia, mensajes de consuelo y aliento a los obreros [empleados de la denominación] de ese campo. Dio un fuerte apoyo para el establecimiento del Colegio de Oakwood, en Huntsville, Alabama, que fue fundado con el propósito de educar a los jóvenes Afro-Americanos. En 1904 dio un discurso a los estudiantes y maestros, diciendo que “fue el propósito de Dios que la escuela se ubicara aquí”. A lo largo de los años restantes de su vida, mantuvo un profundo interés y preocupación por la obra de la iglesia entre los negros en los Estados del sur.

El regreso a los Estados Unidos

      Un día en 1900, Elena de White sorprendió a su familia y obreros asociados diciéndoles que recibió instrucción divina durante la noche de que debía regresar a América. Desde el punto de vista de la obra en Australia parecía un momento muy importuno para partir, pero Uno cuyos ojos velan sobre los destinos de la iglesia como un todo y conoce el futuro, sabía bien la necesidad de su presencia en los Estados Unidos durante la crisis que vendría en los primeros años del nuevo siglo.

      Fijando su hogar en Elmshaven, a pocos kilómetros de la ciudad rural de Santa Elena, en el norte de California, Elena de White dedicó los 15 años restantes de su vida a la preparación de libros, a escribir, en la realización de trabajos personales y a viajar. Tan pronto como estuvo establecida en Santa Elena recibió un llamado para asistir a la sesión de la Asociación General de 1901 en Battle Creek, Michigan.

 

    En esta reunión importante, ella firmemente llamó a una reorganización de la obra de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, para que los intereses de expansión de la iglesia pudieran ser atendidos adecuadamente. Los delegados respondieron a su llamado, desarrollando e implementando un plan de reorganización, abriendo el camino para una amplia distribución de las crecientes responsabilidades que, en ese tiempo, sólo llevaban unos pocos hombres. Ellos adoptaron el plan de la Asociación General y asociaciones locales, y acomodaron los departamentos de la Asociación General. Estos pasos abrieron el camino para una gran expansión y desarrollo de la obra de la iglesia.

     Dos años más tarde, las oficinas de la Asociación General y el trabajo de la Asociación Publicadora Review and Herald fueron trasladadas de Battle Creek, y en armonía con los consejos de Elena de White de que debían estar cerca de la costa este, fueron establecidas en Takoma Park, Maryland, un suburbio de Washington, D. C. En ese momento la Sra. White dejó su hogar en California y se mudo a Takoma Park. Por cerca de cinco meses, ella continuó su obra allí. La presencia de la Sra. White en las oficinas centrales de la denominación ayudaron a mantener la confianza en la decisión de mudarla al este.

Los atareados años finales

      A fines de 1905, El ministerio de curación, un libro que trata sobre la salud del cuerpo, la mente y el espíritu, salió de la prensa. La educación se había publicado en 1903, y dos volúmenes de Testimonies for the Church, el 7 y el 8, fueron lanzados en 1902 y 1904 respectivamente.

     Durante su estadía en Washington, la Sra. White alentó a los obreros de la iglesia en el sur de California a que buscaran un propiedad para el sanatorio de Loma Linda, y llamó a la apertura de la obra de educación para formar  médicos misioneros en la costa del Pacífico. Durante los años siguientes, Elena de White interrumpió frecuentemente su labor con los libros para viajar a Loma Linda y así alentar a los obreros de ese lugar, y también al Sanatorio de Paradise Valley cerca de San Diego, que había ayudado a fundar en 1903.

      A la edad de 81 años, Elena de White viajó otra vez a Washington, para asistir a la sesión de la Asociación General en 1909. En las reuniones habló varias veces con voz clara y firme. Después de estas reuniones, cumpliendo un deseo largamente acariciado en su corazón, visitó su antiguo hogar en la ciudad de Pórtland, Maine. Allí ofreció nuevamente su testimonio en aquel histórico lugar donde su obra había comenzado unos 65 años antes. Éste fue su último viaje a los estados del este, y dejó una impresión perdurable y vívida en los Adventistas del Séptimo Día que la oyeron hablar o la encontraron en la sesión de la Asociación General.

     Cuando Elena de White regresó a Elmshaven, dándose cuenta que le quedaban pocos días, intensificó sus esfuerzos por producir libros que presentaran la instrucción esencial para la iglesia. En 1909 se publicó el volumen 9 de Testimonies for the Church. En 1911 apareció Hechos de los apóstoles. En 1913, salió Consejos para los maestros, y en 1914 se terminó el manuscrito de Obreros evangélicos que fue enviado a la prensa. Los activos meses finales de la vida de la Sra. White fueron dedicados al libro Profetas y reyes.

      En la mañana del 13 de febrero de 1915, mientras Elena de White ingresaba a su cuarto de estudio en Elmshaven, se resbaló y cayó, y fue incapaz de levantarse. Se la ayudó pero pronto quedó claro que el accidente era serio. Un examen de rayos X mostró una fractura de su cadera izquierda, y por cinco meses la Sra. White fue confinada a su cama o a su silla de ruedas.

    Sus palabras a amigos y familiares durante las últimas semanas de su vida mostraban sentimientos de gozo, un sentido de haber realizado fielmente la obra que Dios le había confiado, y una confianza en que la causa de la verdad triunfaría finalmente.

     La vida de Elena de White llegó a su fin el 16 de julio de 1915, a la edad de 87 años. Sus restos descansan al lado de los de su esposo en el Cementario de Oak Hill, Battle Creek, Michigan.

     Elena de White vivió para ver crecer el movimiento adventista de un puñado de creyentes a una membresía mundial de 136.879 que para el año 2000 había excedido los 11 millones.

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  No obstante su timidez y renuencia, Elena de White se convirtió eventualmente en un oradora pública muy popular, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y Australia. Se demandaba su presencia no sólo en reuniones adventistas sino también ante audiencias no adventistas, donde se apreciaban mucho sus temas sobre temperancia. Durante 1876 ella habló a una audiencia estimada en 20.000 personas, su mayor audiencia, en Groveland, Massachusetts, por más de una hora sin la ayuda de un micrófono. En su visión del 6 de junio de 1863, Elena de White recibió instrucción sobre cuestiones relacionadas con la salud, como el uso de drogas, tabaco, café, té, comidas con carne, y sobre la importancia del ejercicio, la luz del sol, el aire fresco, y el auto-control en la dieta. Sus consejos de salud, basados en ésta y otras visiones posteriores, han provisto

provisto a los Adventistas de un estilo de vida que da como resultado el que vivan unos siete años más que la persona promedio en Estados Unidos.

   Elena de White leía mucho. Se dio cuenta que la lectura de otros autores le ayudaba en su propia redacción mientras presentaba las verdades que se le revelaban en visión. También el Espíritu Santo le impresionaba para que a veces incluyera en sus propios artículos y libros gemas literarias de las obras de otros. No pretendió ser infalible ni que sus escritos fueran tratados en igual forma que las Escrituras, aunque creyó firmemente que sus visiones eran de origen divino, y que sus artículos y libros eran producidos bajo la conducción del Espíritu de Dios. Básicamente una evangelista, su preocupación principal en la vida era la salvación de almas.

     Elena de White fue una persona generosa, y dio un buen ejemplo de cristianismo práctico. Por años guardaba retazos de tela a mano pues si veía a una mujer que necesitaba un vestido, podía proveer asistencia. En Battle Creek asistía a remates, compraba muebles usados, y los guardaba; entonces si la casa de alguien se incendiaba o cualquier otra calamidad afectaba a una familia, estaba preparada para ayudar. Antes que la iglesia implementara un plan de jubilación, si sabía de algún ministro anciano que estaba con problemas financieros, le enviaba un poco de dinero para ayudarlo a enfrentar sus necesidades más urgentes.

Elena G. de White®: Una breve biografía

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